Capitulo 6 - Lo plausible del capitalismo.

Schumpeter centra su análisis en base a las probabilidades del capitalismo de repetir su realización pasada (performance), cuestión de si hay o no alguna razón por la que la maquina capitalista haya de dejar de funcionar.

La realización anterior era la de un periodo de capitalismo relativamente sin trabas, pero este hecho no representa, por sí, un vehículo causal suficiente entre el mecanismo capitalista y la realización registrada. En primer lugar Schumpeter divide al capitalismo como, por una parte, un conjunto de datos que avalan que ha tenido “ progreso”, y por otro, un conjunto de estructuras que derivan de él, de donde viene el modelo y sus partes esenciales.

La burguesía comercial e industrial se encumbró a causa del éxito en los negocios, la misma ha sido configurada en un molde puramente económico, orientado al lado económico de la vida. Los premios y los castigos están medidos en términos pecuniarios. Ascender y descender significa hacer o perder dinero. El modo de vida burgués esta basado en las promesas de riqueza y las amenazas de ruina con que se sanciona el comportamiento económico, por lo tanto el éxito social es el éxito económico.

Esto exige habilidad, energía y una capacidad de trabajo por encima de lo normal. Pero si fuese posible medir esta habilidad, los premios que en realidad se pagan por la misma se considerarían, probablemente, desproporcionados. Las amenazas van dirigidas a la incompetencia, el fracaso amenaza por igual, incluso alcanza, efectivamente a más de un hombre capaz, intimidando así a cada uno también con mucha más eficacia que un sistema de castigos más equitativo y más “justo”. Tanto el éxito como el fracaso en los negocios son de una objetividad ideal. Se da una lucha por el éxito de las familias que han de ascender a la clase burguesa o ser excluidos de ella. La función propulsora con la función selectiva, no rige, en modo alguno, de una manera necesaria, no se garantiza la capacidad de prestación de los individuos seleccionados. El hombre asciende a hombre de negocios y ascenderá con toda probabilidad hasta donde llegue su capacidad (solo los más capaces, sistema selectivo), ya que ascender a una posición y actuar airosamente en ella, es o ha sido, por lo general, una y la misma cosa.

Pero, la prestación máxima de un grupo “óptimamente seleccionado”, no esta engranada hacia el servicio social, sino hacía el fin de ganar dinero, que tiende a los beneficios máximos en vez de al máximo bienestar. Esta ha sido siempre la opinión popular, ¿es cierta?.

Los economistas clásicos, que pensaban todos prácticamente lo mismo, estaban completamente convencidos de que, dentro del marco institucional del capitalismo, los intereses personales de los fabricantes y de los comerciantes, fomentaban el rendimiento máximo en interés de todos. Apenas habrían dudado en atribuir el tipo de aumento observado en la producción total, al espíritu de empresa, relativamente libre de trabas y al móvil del lucro. El mérito principal de los clásicos consiste en haber refutado la idea ingenua de que la actividad económica en la sociedad capitalista, por el solo hecho de girar en torno al móvil del lucro, tiene que ir, necesariamente en contra de los intereses de los consumidores, en otras palabras, que el ganar dinero aparta, necesariamente, a la producción de sus objetivos sociales. Por otro lado percibieron el papel del ahorro y de la acumulación, lo que relacionaron con el tipo de “progreso”, esto, aunque en términos aproximados era fundamentalmente correcto.

La persecución de un máximo beneficio y el esfuerzo por lograr una prestación máxima no son, necesariamente, incompatibles, y demuestra que la primera implica, necesariamente, o en la inmensa mayoría de los casos, la segunda. Marshall mantiene la tesis clásica de que el interés del productor por el beneficio tiende, en el caso de una concurrencia perfecta, a lograr una producción máxima. La base de la competencia perfecta, en la hipótesis general del análisis de Marshall-Wicksell, proclama que las empresas no pueden ejercer su propia acción individual para influir sobre el precio de sus productos o de los factores de producción que emplean, por lo tanto expansionarán su producción hasta que llegue al punto en que el costo adicional que tienen que aceptar para crear otro pequeño aumento de producción (costo marginal), sea exactamente igual al precio que puedan obtener por dicho incremento, esto es, producirán tanto como puedan sin incurrir en pérdida. Por lo tanto el volumen de producción será igual al que es “socialmente deseable” que se produzca. Esta situación de equilibrio donde la producción es máxima y todos los factores están empleados por completas es denominada “competencia perfecta”.

Sin embargo, el análisis Marshall-Wicksell no pasó por alto, desde luego, los muchos casos que no se adaptan a este modelo de la competencia perfecta. Tampoco los pasaron por alto los clásicos, quienes reconocieron la existencia de casos de “monopolio” (Adam Smith, observó la frecuencia con la que se hacía uso de procedimientos para limitar la competencia, los cuales podían originarse en cualquier banquete de hombres de negocios), pero ambos consideraron estos casos como excepciones que se eliminarían con el tiempo. Ni Marshall, ni Wicksell, ni los clásicos vieron que la competencia perfecta constituye la excepción. Si examinamos más de cerca las condiciones que tienen que cumplirse para dar lugar a la competencia perfecta, comprobamos, inmediatamente, que, aparte de la producción masiva agrícola, no pueden haber muchos ejemplos de ella, ya que respecto a todos los productos terminados y los servicios de industria y el comercio, es evidente que toda estación de aprovisionamientos, todo fabricante de guantes, o de crema para el afeitado o de serruchos, tiene un pequeño y precario mercado propio que trata, tiene que tratar, de levantar y conservar, mediante la estrategia de los precios, la estrategia de la calidad (diferenciación de productos) y la publicidad.

Así obtenemos un modelo completamente distinto, del que no parece haber razón para esperar que dé lugar a los resultados de la competencia perfecta, sino que se adapte mucho mejor al esquema monopolista (en estos casos hablamos de competencia monopolista), empresas en gran escala que, bien individualmente, o concertadas, pueden manipular precios, incluso sin diferenciar los productos, es decir, en casos de oligopolio. Tan pronto como se ha reconocido el predominio de la competencia monopolista o del oligopolio o de la combinación de ambas cosas, muchas de las proposiciones que la generación de economistas de Marshall-Wicksell solía enseñar, se hacen, o inaplicables, o mucho más difíciles de probar.

Estas ideas que giraban en torno al concepto fundamental de equilibrio, no muestran concordancia con el caso general del oligopolio, donde no hay ningún equilibrio determinado (situación de guerra constante entre las empresas en competencia). No sólo es mucho más difícil de alcanzar el equilibrio que en la competencia perfecta sino que la competencia “benéfica” del tipo clásico, parece de ser, fácilmente, reemplazada por una competencia de “rapiña” o de “guerra a cuchillo”, por luchas por el predominio en la esfera financiera. El equilibrio, aunque termine por alcanzarse por un método sumamente costoso, no garantiza ya ni el empleo total ni la producción máxima en el sentido de la teoría de la competencia perfecta (el equilibrio puede existir sin empleo total).


Capítulo 7 - El proceso de la destrucción creadora.

La producción se ha expansionado a pesar del sabotaje secular perpetrado por la burguesía dirigente. La creación de una edad de oro de la competencia perfecta, completamente imaginaria, que en algún momento se ha metamorfoseado de alguna manera en la edad monopolista, prescindiendo del hecho completamente evidente de que la competencia perfecta no ha sido nunca más realidad de lo que es en la actualidad. El aumento de la producción no ha decrecido desde el siglo pasado (noveno decenio) (predominio de los concerns).

El nivel de vida de las masas ha mejorado durante dicho período (período de la gran empresa), en términos de las horas de trabajo necesarias y en las espectaculares mejoras de las calidades de los productos necesarios para la vida. El progreso nos conduce no a las empresas que trabajan en condiciones de competencia relativamente libre, sino precisamente a la de los grandes concerns. La gran empresa ha contribuido a la creación de ese nivel de vida más bien que a su concentración. Al tratar del capitalismo, nos enfrentamos a un proceso evolutivo (destacado por Karl Marx).

El capitalismo es, por naturaleza, una forma o método de transformación económica, no es jamás estacionario, no puede serlo nunca, ya que la vida económica transcurre en un medio social y natural que se transforma incesantemente, estas transformaciones (guerras, revoluciones, etc.) condicionan a menudo el cambio industrial, pero no constituyen su móvil primordial. El impulso fundamental que pone y mantiene en movimiento a la máquina capitalista, procede de los nuevos bienes de consumo, de los nuevos métodos de producción y transporte, de los nuevos mercados, de las nuevas formas de organización industrial, que crea la empresa capitalista (Innovación). 

 
El presupuesto del obrero de 1760 a 1940 no aumentó en términos reales, sino que experimentó un proceso de transformación cualitativa. La apertura de nuevos mercados, extranjeros o nacionales, y el desarrollo de la organización de la producción, desde el taller de artesanía y la manufactura hasta los concerns ilustran el mismo proceso que revoluciona incesantemente la estructura económica desde dentro, destruyendo ininterrumpidamente lo antiguo y creando continuamente elementos nuevos. 

Este proceso de destrucción creadora, constituye el dato de hecho esencial del capitalismo. En ella cosiste en definitiva el capitalismo y toda empresa capitalista tiene que amoldarse a ella para vivir. La hipótesis que adoptan los economistas del comportamiento de una industria oligopolista, que no parece aspirar más que a elevar los precios restringiendo la producción. Estos economistas aceptan los datos de una situación momentánea como si no estuviese ligado ni al pasado ni al futuro, y creen haber comprendido lo que tendrían que comprender interpretando el comportamiento de esas empresas mediante la explicación del lucro máximo. El problema que usualmente se toma en consideración es el de cómo administra el capitalismo las estructuras existentes, siendo así que el problema relevante es de descubrir cómo las crea y cómo las destruye. 

Tan pronto como la competencia de las calidades y el esfuerzo por vender son admitidos la variable del precio es expulsada de su posición dominante. No es esta especie de competencia la que cuenta, sino la que lleva consigo la aparición de artículos nuevos, de una técnica nueva, de fuentes de abastecimiento nuevas, de un tipo nuevo de organización, la competencia que da lugar a una superioridad decisiva en el costo o en la calidad y que ataca no ya a los márgenes de los beneficios y la producción de las empresas existentes, sino a sus cimientos y su misma existencia. Esta especie de competencia es tanto más efectiva que la de los precios, poderosa palanca que a la larga expansiona la producción y rebaja los precios está hecha en todo caso de otra materia. El hombre de negocios se siente colocado en una situación de competencia, aun cuando esté solo en su ramo.
 
Ya en el Prólogo de “La Contribución a la Crítica de la Economía Política”, Karl Marx nos recuerda sobre las bases del materialismo histórico. La superestructura no puede comprenderse por otra cosa que no sean las “condiciones materiales”, es decir las condiciones económicas, los medios y fuerzas productivas serán aquellas que en definitiva moldeen las instituciones de una época en particular. Por lo tanto debe buscarse en estas relaciones la razón de ser de la sociedad y en ningún otro lugar.

Así como el individuo no está solo en el grupo, ni nadie es la sociedad solo entre los demás, el hombre no está solo en el universo.”1

El ser social es aquel que determina la conciencia del hombre (hombre como mundo del hombre) sostenido fundamentalmente en las relaciones productivas. En el desarrollo de la división social del trabajo se gesto el germen de la contradicción, la creación de producción excedentaria y por lo tanto el intercambio. En este punto tanto Marx y Engels como Morgan coinciden al inferir la sociedad como un sistema articulado.

La creciente emancipación del hombre respecto de la naturaleza constituye, sin duda, una prueba de progreso, así como el dominio cada vez mayor que el hombre establece sobre ella”2.

Morgan intuye que el hombre a través del tiempo transformó y mejoro progresivamente las formas de producir y éstas a su vez las relaciones que dicho proceso involucra. Para Marx y Engels la evolución social, que conlleva pasar de un estadio producción y acumulación a otro, fue alejando al trabajador de la realización objetiva de su trabajo como de las herramientas necesarias para llevarlo a cabo, con punto culmine en el capitalismo donde el trabajador termina representando simple fuerza de trabajo y los medios de producción se encuentran ajenos a su dominio.

De manera clara así lo expresa Karl Marx: “la preexistencia para el capitalista del trabajador como desprovisto de propiedad. como trabajador abstracto, el intercambio tal como se da entre valor y trabajo vivo, representan un proceso histórico ”3

A lo largo del desarrollo productivo de una sociedad, a través del tiempo, suelen generarse vasta cantidad de fricciones entre las relaciones de producción intervinientes, las mismas entran en contradicción y es esto lo que en última instancia fomenta y desemboca en la revuelta social. La revolución que ha sido gestada en la base productiva choca y moldea la superestructura. “Lejos de defender explicaciones simplistas en términos de un solo factor, Marx y Engels insistieron repetidamente en la necesidad de considerar la interacción entre la base y la superestructura para explicar cualquier situación histórica particular” 4.

La evolución tanto material como de las “facultades morales y mentales” es explicado por Lewis Morgan a través de mecanismos de aprendizaje que confluían ininterrumpidamente hacia un estadio social superior, el de civilización. Aquí destacan dos aspectos que llaman poderosamente su atención, por un lado “la continua sucesión de invenciones y descubrimientos” y por el otro de las “instituciones domésticas” en las cuales están impregnadas “ideas y pasiones” de la sociedad en cuestión. Al igual que en el marxismo, se logra apreciar una clara concepción materialista de la historia, el progreso se entiende como la mejora material tanto en los modos de producir que permiten la obtención de excedentes, como en el desarrollo de las instituciones en las que se cimienta.

Morgan se propuso dar explicación del proceso evolutivo de los estadios sociales de la humanidad, dando cuenta de un esquema único y lineal. Dicho esquema presenta 3 estados: Uno de salvajismo , otro de barbarie y finalmente uno de civilización, que a su vez subdivide en salvajismo de tipo inferior, medio y superior, barbarie inferior, media y superior y separando a la civilización en moderna como antigua.
 
Cabe aclarar que si bien han existido “familias” en cada uno de esos diferentes estados, es decir que han permanecido en ellos o que hasta se podría incluso objetar la uni-linealidad del esquema evolutivo (Morgan aclara que el esquema patriarcal de las familias hebreas y romanas son excepciones que no cumplen con la regla lineal evolutiva), de la dinámica a la que tiende el progreso social, en base a estos 3 estados, es lógico entender a la sucesión de los mismos como un proceso natural y coherente. Aunque Morgan nos persuada de que “esta sucesión ha sido históricamente cierta en la totalidad de la familia humana ”5 debe tenerse en cuenta que para la sociedad en determinado momento pueden hallarse componentes de diversos estadios, es entendible que la confluencia de la que nace un proceso social herede rasgos de procesos anteriores y que estos lo caractericen de manera significativa.

Para Marx, es materia esencial en su análisis el desarrollo de las fuerzas productivas para la transformación social y de las relaciones de producción que en definitiva explicarían lo que permite pasar de un estadio social a otro, son 4 los modos de producción que enumera en “Contribución a la Crítica de la Economía Política” : el asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués ( y un hipotético pasaje de este último al comunismo). En “La familia, la propiedad privada y el Estado” Engels reitera el esquema utilizado por Morgan, que establece un nivel inferior, medio y superior para los estadios de salvajismo y barbarie y categorizan a la civilización en antigua y moderna.

De manera rotunda y concisa, así lo expresa Marvin Harris “El esquema de Morgan, su periodización en tres partes, su evolución del comunismo sexual a la monogamia, de la gens al Estado, de la matrilinealidad a la patrilinealidad, se convirtieron en la fuente de la ilustración etnológica de todos los marxistas y comunistas del mundo.”6

Como bien menciona Marvin Harris en la cita anterior, Karl Marx y Friedrich Engels encuentran en el antropólogo Lewis Morgan7 una noción sobre los estadios sociales que incorporan como propia. Este esquema se puede determinar como evolucionista en el sentido de que vemos en él una concatenación de etapas en donde cada una de las mismas presenta avances substanciales tanto materiales como del “arte de subsistencia”, que las etapas previas. La importancia que radica en dicha noción es en parte el análisis sobre las relaciones de producción que se han dado a lo largo de la historia y de los constantes procesos de cambio en las mismas. Pero hay que resaltar que a diferencia de la unilinealidad de Morgan, para los marxistas el proceso evolutivo puede ser tanto unilineal como multilineal ya que como bien dice Hobsbawm “La teoría general del materialismo histórico requiere únicamente la existencia de una sucesión de modos de producción, pero no que hayan de ser uno u otro en particular, ni quizá tampoco predeterminados en orden de sucesión.”8, así se justificaría la proposición marxiana que gira en torno a un supuesto estadio superior, al moderno burgués, donde el comunismo tomará el lugar de la formación económico-social moderna.

Marx simplificaba el análisis tanto sincrónico - cada sociedad definida por un solo modo de producción - como diacrónico - la historia representada y previsible como una sucesión de ellos .”9, claramente basado en lo que Morgan formuló como esquema representativo para su obra y posteriormente Engels hace propio sin modificación alguna.

Las “Formas10 dan la pauta de un Marx interesado por la historia de las sociedades y de la manera en que estás evolucionan, pero en contraste con Morgan, dando eminente importancia en la transición hacía la etapa moderna y por sobre todo centrándose en la relación antagónica entre capital y trabajo, con el fin de establecer los mecanismos que posibilitaron que el trabajador fuera finalmente alejado de los medios de producción y se transformará en simple fuerza de trabajo. Queda bastante claro que no son los estadios anteriores a la modernidad los que Marx intenta explicar sino la sociedad capitalista ya desarrollada y a través de ella “comprender la organización y las relaciones de producción de todas las formas de sociedad pasadas..”11.

Morgan por el contrario, si bien desarrolla acerca de los pueblos romanos y griegos como pueblos civilizados y explica a través de estos estadios nociones y aspectos intrínsecamente fundamentales de su análisis (entre los que se encuentra la familia monógama como “preeminentemente la familia de la sociedad civilizada, esencialmente moderna ”12 ), atañe a su atención principalmente las categorías del salvajismo y la barbarie bajo una concepción con mayor sesgo etnológico que económico, pero siempre conservando el criterio materialista para explicar el paso de un estadio a otro. Esto queda muy en claro en el acápite titulado “Razón del Progreso Humano” donde manifiesta para cada etapa histórica las contribuciones que permitieron diferenciar a cada una de la otra, donde por ejemplo dice para la civilización moderna: “Las contribuciones mayores de la civilización moderna son el telégrafo eléctrico, el gas de huIla, el tomo de hilar y el motor mecánico; el motor a vapor ...”13. Al igual que Marx, estudiando las formas de organización de tribus tales como la de los Iroqueses, pesquisa para dilucidar desde el presente al pasado.

Un tema recurrente en los tres autores son la familia, la propiedad y el Estado.

Al concepto de propiedad (privada) Morgan lo desarrolla puntualmente como un proceso que requirió tanto de la etapa de salvajismo y barbarie para su completo entendimiento y que su dominio nos marca el comienzo de la sociedad civilizada. Utiliza el término gens (grupo social), que designa puntualmente a nivel familiar el vinculo entre el pater familia y su descendencia, específicamente hijos varones, que se vincula con la sociedad romana (como la griega) y por lo tanto civilizada. De esto se relaciona que el desarrollo de la propiedad ha necesitado indefectiblemente de la organización en cuanto al genero y parentesco para garantizar la herencia y que ésta, ante la necesidad de preservar dicho patrimonio dio lugar al traspaso del derecho materno al paterno. Según las categorías de Morgan este tipo de familia, la moderna o civilizada, corresponde a la monógama.

Se hace notar que las distintas etapas de este progreso se hallan bien conservadas, teniendo como modelo las instituciones domésticas de los bárbaros y aun de los antepasados salvajes del hombre, apoyándose en la organización de la sociedad sobre la base del sexo, luego sobre la del parentesco y, finalmente, sobre la del territorio, en las formas sucesivas del matrimonio y de la familia. Creando así sistemas de consanguinidad, a través de la vida doméstica y de la arquitectura y a través de progresos en las prácticas referentes a la propiedad y a la herencia de la misma.”14

Marx y Engels coinciden en que el gens explica de manera bastante adecuada el pasaje del salvajismo a la modernidad, aunque con una crítica un poco más abundante.

Entre la página 543 y 544 de “La sociedad primitiva” encontramos un fragmento muy sugestivo acerca del desarrollo de la propiedad en la sociedad moderna. (que no procedo a citar por su extensión, pero del cual rescataré algunos conceptos que servirán para relacionar con la concepción materialista-histórica de Marx y Engels).

Morgan nos dice que con la llegada y consolidación de la civilización, el crecimiento de la propiedad ha tomado una dinámica sin precedente en donde se le torna compleja su dirección al pueblo. Sin embargo, destaca que será el Estado un actor fundamental limitando a sus dueños y entendiendo que los intereses de la sociedad se encuentran por encima de los intereses particulares. Un Morgan premonitorio da cuenta que desde el inicio de la civilización como estadio social, ha transcurrido una pequeña fracción de la existencia pasada como del porvenir del hombre. La propiedad como fin último de una sociedad contiene los elementos de sus propia destrucción, mientras que la democracia, la fraternidad, la igualdad de derechos entre otros nos muestran el camino de un plano más elevado, una “resurrección de la libertad, igualdad y fraternidad de las antiguas gentes”

Aquí sería pertinente regresar a un concepto tratado en la página 81 de “La sociedad primitiva” enfocado en los “gérmenes de las instituciones principales y artes de la vida”. Esta idea de germen se presenta en reiteradas ocasiones en los escritos de Marx ( y a los que Engels suscribe) de manera particular bajo la concepción de un estadio último gestado en las múltiples contradicciones de las relaciones sociales imperantes bajo un modo de producción especifico, que dará finalmente lugar a una sociedad donde no existe la propiedad privada y donde, producto de ello, los medios de producción caerán en manos del conjunto de los hombres. Una sociedad donde no existen clases ni explotación del hombre por el hombre y donde se podrá superar la “secular alienación” del trabajador al recuperar la realización objetiva de su trabajo.

Puntualmente Marx distingue ciertas formas de propiedad a lo largo de las “Formas”, estas son la propiedad comunal (pesca, pastoreo, etc.), la propiedad comunal y estatal de la antigüedad (aquí no solo existe división social del trabajo entre el campo y la ciudad, sino también al interior de esta última, un ejemplo conciso es la sociedad romana), la propiedad feudal o estamental (alternativa al comunalismo primitivo derivado de las bajas poblaciones en ciertas zonas, se parte del campo en menoscabo de la ciudad y aparición de gremios de maestro artesanos), por último el capitalismo (transición de la sociedad feudal, con origen en la ciudad)15. Engels hace lo propio y Morgan dedica la cuarta sección de su libro específicamente a tratar la cuestión de la propiedad, obviando lógicamente el componente marxista característico de la lucha entre clases y poniendo énfasis en los descubrimientos, inventos e instituciones sociales.

Morgan a diferencia de Marx, plantea “El primero, en el orden cronológico, se funda sobre personas y sobre relaciones puramente personales, y se puede distinguir como una sociedad”16, lo cual no coincide con la idea de propiedad comunal expuesta de manera previa por Marx . Es importante remarcar que a lo largo de cada uno de estas formas de propiedad la división social del trabajo fue tomando diversos matices que estuvieron signados tanto por el contexto material como por la época. Morgan no parece utilizar el concepto aristotélico/smithiano mientras que Engels profundiza al igual que Marx sobre el mismo, puntualmente en su capítulo “Barbarie y Civilización”.

Marx y Engels coinciden, que de la matrilinealidad a la patrilinealidad, la familia moderna sienta las bases de la servidumbre y refleja dentro de la misma las relaciones antagónicas que se dan, a un plano superior, en la sociedad en su conjunto. Pero a diferencia de Morgan, Marx es más crítico en cuanto establecer que del derecho materno comunal a la patrilinealidad característica de la familia monógama civilizada ha existido un sendero lineal que ha llevado de un punto a otro, sino más bien que ambos casos se dan a lo largo de la historia. Tanto Engels como Morgan coinciden en la importancia que tuvo la mujer en las sociedades de tipo comunitaria recayendo en ella las principales tareas de organizativas que permiten la subsistencia del grupo, poseyendo el primero una crítica más acérrima, que se expresa de manera muy clara en la siguiente cita (temática que posteriormente autores como Maurice Godelier profundizaran17).

El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los de los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida. ”18

Y añade Marx: “La familia moderna contiene en germen, no sólo la esclavitud (servitus), sino también la servidumbre, y desde el comienzo mismo guarda relación con las cargas en la agricultura. Encierra, in miniature, todos los antagonismos que se desarrollan más adelante en la sociedad y en su Estado”19.

Marx y más puntualmente Engels, ven al Estado como aquella institución que garantiza la propiedad entre las personas, pero implantan este concepto de manera detractora ya que para éste último, dicha institución nace con objetivo en asegurar esas “nuevas riquezas” y eternizar el antagonismo de clases ratificando que los que controlan la riqueza ejerzan sobre el resto. Morgan no va tan lejos como Engels, ve al Estado relacionado con el territorio y la propiedad pero , en cierta forma, como necesario para la correcta evolución de la sociedad “Llegará el día, sin embargo, en que el intelecto humano se eleve hasta dominar la propiedad y defina las relaciones del Estado con la propiedad que salvaguarda y las obligaciones y limitaciones de derechos de sus dueños. ”20

Si bien, a mi parecer, ha quedado esbozado a lo largo de estas lineas aquellos elementos que el marxismo incorpora del evolucionismo, más particularmente de Morgan, no resulta inoportuno describirlos de manera breve: Principalmente podemos destacar la sucesión de los estadios sociales, la idea de el gens, el estudio de la familia, la importancia de la mujer en el mundo antiguo y del derecho materno, las distintas formas de propiedad, el efecto de pasar del comunalismo a la sociedad moderna, el pasaje de la matrilinealidad a la patrilinealidad explicado en la familia monógama, entre otras reflexiones que se han vertido anteriormente.

1 Claude Lévi-Strauss


2 Hobsbawm y Marx Formaciones economicas precapitalistas 10ª Ed. Pasado y Presente-1982 página 28


3 Hobsbawm y Marx Formaciones economicas precapitalistas 10ª Ed. Pasado y Presente-1982 página 63


4 El desarrollo de la teoría antropológica. Historia de las teorías de la cultura Marvin Harris 1968 página 201


5 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 77


6 El desarrollo de la teoría antropológica. Historia de las teorías de la cultura Marvin Harris 1968


7 Abogado, antropólogo, etnólogo y escritor estadounidense. Considerado uno de los fundadores de la antropología moderna.


8 Hobsbawm y Marx Formaciones económicas precapitalistas 10ª Ed. Pasado y Presente-1982


9 Modos de producción y distribución - Mariano F. Enguita página 48


10 Formas que preceden a la producción capitalista. (acerca del proceso que precede a la formación de la relación de capital o la acumulación originaria) . Son parte de un voluminoso manuscrito redactado por Marx en 1857-1858 como preparación de sus obras Contribución a la crítica de la economía política y El capital.


11 Contribución a la Crítica de la Economía Política 1859 Karl Marx - Apéndice página 306


12 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 98


13 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 99


14 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 80


15 Hobsbawm y Marx Formaciones económicas precapitalistas página 53 a 57


16 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 79


17“Separadas del principal factor de producción (la tierra) y de los principales medios de destrucción y represión (las armas); excluidas del conocimiento de los más sagrados saberes; mantenidas al margen o en un lugar secundario durante las discusiones y toma de decisiones concernientes al interés general de la tribu o a su propio destino individual; valoradas cuando no se quejan y cuando son fieles, dóciles y cooperadoras; intercambiadas entre los grupos, con el agravante de que sus hijos no les pertenecen.”


18 El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado Friedrich Engels 1884 página 33


19 El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado Friedrich Engels 1884 página 38


20 Lewis Morgan - La sociedad primitiva (1877) página 543